Periódico La
Jornada
Jueves
10 de enero de 2013, p. 2
James
Watson, codescubridor de la doble hélice del ADN, duda de los antioxidantes
EU,
sin directriz para combatir el cáncer, afirma premio Nobel
Las
terapias nuevas funcionan sólo unos meses, dice el biólogo laureado en 1962
Las
células dañadas tienen formas de sobrevivir; tomar vitamina E puede aumentar el
riesgo del mal
Reuters
Nueva
York, 9 de enero. Un día después de que un informe nacional exhaustivo sobre
cáncer halló que Estados Unidos registra un lentro progreso contra la
enfermedad, uno de los científicos más importantes del país se pronunció sobre
la batalla contra este mal.
James
Watson, codescubridor de la estructura de doble espiral del ADN, se refirió a
los objetivos grandes y pequeños.
En
relación con las autoridades gubernamentales que supervisan la investigación
contra la enfermedad, en un documento publicado el martes en Open Biology,
dijo: No tenemos ninguna directriz de influencia, y mucho menos poder (...) que
lidere nuestra guerra contra el cáncer.
Sobre
un proyecto estadunidense de 100 millones de dólares para determinar los
cambios de ADN que generan nueve formas de cáncer, Watson argumentó:
Probablemente no produzcan las medicinas verdaderamente innovadoras que sabemos
que necesitamos desesperadamente.
Respecto
de la idea de que los antioxidantes que contienen alimentos como las bayas
combaten el cáncer, dijo: Ha llegado el momento de preguntarse seriamente si es
más probable que el uso de antioxidantes lo cause más que impedirlo.
Coincidencia
La
vehemente opinión de Watson coincidió con el informe anual. El científico
trabajó en el texto durante meses y el documento representa la culminación de
décadas de estudiar el tema. Watson, de 84 años, dio un curso sobre este mal en
la Universidad Harvard en 1959, tres años antes de compartir el Nobel de
medicina por el descubrimiento de la doble espiral que abrió la puerta al
conocimiento del papel de la genética en el cáncer.
Otras
luminarias emitieron críticas al documento de Watson. Hay en él muchas ideas
interesantes, algunas apoyadas en pruebas. Otras simplemente se contraponen a
hallazgos bien documentados, dijo un eminente biólogo especializado en cáncer
que pidió no ser identificado, para no ofender a Watson. Como suele pasar, está
preparando algo, probablemente de forma muy productiva, sostuvo.
Hay
un amplio consenso, sin embargo, en que las actuales metodologías no están
dando los progresos que prometieron. Buena parte del declive en la mortalidad
por este mal en Estados Unidos, por ejemplo, refleja que hay menos gente que
fuma, pero no los beneficios de mejores terapias nuevas.
La
gran esperanza de la metodología moderna fue que la secuenciación de ADN
permitiría descubrir qué genes específicos causan cada cáncer al mutar, dijo el
biólogo molecular Mark Ptashne, del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de
Nueva York. El próximo paso era diseñar un medicamento que bloqueara la
proliferación desbocada causada por la mutación, pero casi ninguno de los
tratamientos resultantes cura el mal. Estas nuevas terapias funcionan apenas
unos meses, dijo Watson a Reuters.
No
tenemos nada para cánceres importantes, como los de pulmón, colon y mama que
han hecho metástasis, sostuvo. La principal razón por la cual los medicamentos
que atacan fallos genéticos no curen es que las células cancerígenas tienen
otras salidas. Si una vía bioquímica para el crecimiento y la proliferación es
bloqueada por medicamentos, las células activan una diferente, igualmente eficaz,
según el biólogo Robert Weinberg, del MIT. Por esa razón, Watson defiende una
metodología diferente: atacar características comunes de todas las células
cancerígenas, especialmente las que causan metástasis.
James
Watson en imagen de archivo, durante una conferencia en Houston en 2007Foto
Reuters
Un
rasgo común son los radicales de oxígeno, que se forman al desgajarse de otros
componentes de células, como las del ADN.
Por
eso los antioxidantes se han convertido en un aditivo frecuente en los
alimentos, al considerarlos saludables, ya que limpian los radicales de oxígeno
perjudiciales. Esta imagen sencilla se complica, sin embargo, cuando aparece el
cáncer. La terapia por radiación y muchas quimioterapias matan las células
cancerígenas generando radicales de oxígeno, que fomentan el suicidio de la
célula. Si un paciente se atiborra de bayas y otros antioxidantes, puede estar
dificultando la labor de las terapias, según Watson.
Todo
el mundo pensaba que los antioxidantes eran geniales, pero yo digo que pueden
impedir la muerte de células cancerígenas, declaró.
Las
investigaciones lo respaldan. Una serie de estudios han mostrado que tomar
antioxidantes como la vitamina E no reduce el riesgo de cáncer, sino pueden
incrementarlo e incluso acortar la vida. Pero los medicamentos que bloquean los
antioxidantes –los antiantioxidantes– pueden incluso hacer más eficaces las
medicinas actuales. Cualquier cosa que mantenga las células cancerígenas llenas
de radicales de oxígeno probablemente sea un componente importante de cualquier
tratamiento eficaz, dijo el biólogo Robert Benezra, de Sloan-Kettering.
La
postura de Watson sobre los antiantioxidantes conlleva una ironía histórica. La
primera persona de alto perfil que propuso la ingesta elevada de éstos
(específicamente de la vitamina C) fue el bioquímico Linus Pauling, quien murió
en 1994.
Watson
y su compañero de laboratorio, Francis Crick, derrotaron a Pauling en el
descubrimiento de la doble hélice en 1953.
Otras
posibilidades
Otra
promesa elusiva en la lucha contra el cáncer, dice Watson, es la proteína en
las células llamada Myc. Controla más de mil moléculas dentro de las células,
incluidas muchas que involucran al cáncer. Estudios sugieren que al bloquear
las Myc las células enfermas comienzan a destruirse en un proceso llamado
apoptosis.
La
noción de que atacar las Myc puede curar el cáncer ha estado dando vueltas por
un tiempo, dijo Hans-Guido Wendel, biólogo especialista, en Sloan-Kettering.
Bloquear
la producción de Myc es una línea interesante de investigación; creo que hay
una promesa ahí, sostuvo.
Sin
embargo, el desarrollo de fármacos que ataquen las Myc está desatendido. Las
medicinas personalizadas que bloquean mutaciones específicas del cáncer de un
paciente atraen buena parte de los recursos para investigación.
El
mayor obstáculo para una guerra real contra la enfermedad, dijo Watson, podría
ser “la naturaleza inherentemente conservadora de los establishments de las
investigaciones de hoy en día”. Y por ello, curar el cáncer siempre estará a
una distancia de entre 10 a 20 años, agregó.
Fuente:
http://www.jornada.unam.mx/2013/01/10/ciencias/a02n1cie
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