La industria automotriz nacional es un caso de éxito por sus grandes ventas y
generación de empleos. Se prevé que durante este año será uno de los pilares en
el crecimiento económico del país
POR
ALEJANDRO DABDOUB, ROLANDO HINOJOSA - Martes 14 de enero de 2014
No
es ningún secreto que la industria automotriz mexicana está viviendo una época
de éxito. El año pasado, la producción automotriz mexicana creció 1.7 por
ciento, y las exportaciones automotrices crecieron 2.9 por ciento.
Con
grandes inversiones anunciadas, ventas cada vez mayores, y una significativa
generación de empleos, el sector automotriz es una de las industrias de mayor
crecimiento en el país, y será parte crucial del crecimiento económico de
México en el 2014, que se estima sea de aproximadamente 3.5 por ciento.
En
1990, México representaba tan solo el 6 por ciento de la producción de
vehículos ligeros de Norteamérica; hoy esa cifra es más de tres veces mayor,
alcanzando aproximadamente el 20 por ciento.
Y
esta producción no muestra señales de desaceleración, ya que productores como
Mazda, Honda, Nissan y Audi han anunciado planes para invertir miles de
millones de dólares en México para expandir sus capacidades productivas en el
país.
Por
si fuera poco, México se ha convertido, desde el 2012, en el cuarto mayor
exportador de automóviles del mundo, y como podría esperarse, hoy la industria
posee un carácter global. Actualmente el 68 por ciento de los automóviles
producidos en el país está destinado a los Estados Unidos, y el 45 por ciento
de las exportaciones automotrices es producido por empresas originarias de Asia
y Europa.
Las
grandes empresas automotrices se han concentrado en México gracias a los bajos
costos de producción del país y a un entorno que facilita la exportación desde
México.
El
país posee costos inmobiliarios y laborales más baratos inclusive que China, y
los trabajadores mexicanos no solo son productivos, sino que cada vez poseen
habilidades técnicas más sofisticadas.
Además,
la localización geográfica, cómodamente en medio de América, y su proximidad a
los Estados Unidos vuelve al país excepcionalmente atractivo para los
productores que buscan exportar.
Por
el lado institucional, los 44 acuerdos de libre comercio que México sostiene
con diversos países también contribuyen a su atractivo exportador.
En
contraste con el resto de la industria automotriz en Norteamérica, en México
los empleos de hecho han crecido. Del 2000 a la fecha, aproximadamente el 25
por ciento de los empleos automotrices han desaparecido, en parte gracias a la
mayor automatización en la industria. Pero en México, durante el mismo periodo,
el empleo automotriz creció casi 5 por ciento. Actualmente casi el 40 por
ciento de los empleos automotrices norteamericanos se encuentran en México.
Industria
de gigantes
El
tamaño no siempre es lo más importante. Cuando se trata de la industria
automotriz, las empresas suelen apostarle a una gran producción que les permita
tener economías de escala. Para conseguir esto más de un fabricante ha tomado
la decisión de adquirir a su competidor o fusionarse. Sin embargo, la historia
parece indicar que el plan de negocios debe adaptarse al mercado y las
características de la empresa, por lo que apostar a ciegas al tamaño no siempre
da el resultado deseado.
Los
avances tecnológicos en las líneas de producción han permitido una mayor
flexibilidad para adaptar la oferta de carros a su respectiva demanda. De tal
modo, las economías de escala son aprovechadas para una amplia gama de carros
que explotan diferentes nichos de mercado.
Del
mismo modo, el tamaño facilita reducir los costos que requiere cumplir con las
regulaciones ambientales que son cada vez más estrictas. Cumplir con este tipo
de normas a menudo requiere una gran investigación en nuevas tecnologías que
reduzcan las emisiones de contaminantes.
Por
ejemplo, de acuerdo con información publicada en The Economist, la marca
automotriz de Volkswagen (VW) ha anunciado una inversión de más de 114 mil
millones de dólares para los próximos 5 años.
Dos
tercios de este dinero será puesto para desarrollar nuevos vehículos con
mejores avances tecnológicos, por lo el anuncio ha sido visto como una manera
de intimidar a los pequeños fabricantes que no tienen la capacidad de hacer ese
tipo de gastos.
Los
no tan grandes
Las
empresas que no tienen la capacidad de competir con los grandes productores han
encontrado diferentes formas de aprovechar las economías de escala de la
industria automotriz.
A
principios de mes Fiat llegó a un acuerdo para comprar el 41 por ciento de
Chrysler por 4.35 mil millones de dólares. Sin embargo, la nueva empresa
producirá apenas 4 millones de autos al año, muy por debajo de los 10 millones
que produce Toyota.
Este
tipo de fusiones no siempre ha tenido buenos resultados. Otros casos similares,
como el de DaimlerChrysler y BMW no consiguieron los resultados deseados. En el
2005 General Motors se vio obligada a pagar 2 mil millones de dólares para
salirse de sus compromisos comerciales con Fiat.
En
vez de crear una nueva empresa, otros competidores han optado por realizar
alianzas estratégicas para aprovechar fortalezas. Este año se cumplen 15 años
del acuerdo entre Nissan y Renault, donde el primero ha puesto dinero y tecnología
y el otro se ha dedicado a la gestión de ambas firmas. No obstante de compartir
ciertas partes del negocio, las dos empresas continúan trabajando de forma
independiente.
Por
otro lado, también las alianzas pueden resultar complicadas cuando los
beneficios para las partes no están del todo claro. Suzuki y Volkswagen siguen
en un pleito arbitral que surgió de la iniciativa de combinar fuerzas para
incursionarse en mercados emergentes. La moraleja parece ser que nada está
escrito cuando se trata del negocio automotriz.
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