jueves, 21 de febrero de 2013


LA JORNADA

Miércoles 20 de febrero de 2013

Iglesia en colapso con la renuncia de Benedicto XVI

Bernardo Barranco V.
A una semana del anuncio inesperado de la renuncia del Papa empiezan a circular explicaciones más razonadas de una iniciativa inédita en la historia moderna de la Iglesia católica. El propio Papa se ha encargado de esclarecer el sentido de su renuncia. El Miércoles de Ceniza denuncia las divisiones dentro de la curia, la hipocresía y los intereses materiales e individuales de los actores religiosos, es decir, el mismo Benedicto XVI nos sugiere que su decisión es una renuncia de Estado, por el bien de la Iglesia. Aun bajo los efectos de la sorpresa, la Iglesia está bajo el estado de shock. Frente a la pérdida de compostura de muchos personajes de la Iglesia, colaboradores y fieles, Ratzinger es casi el único que guarda compostura, conserva toda su lucidez, serenidad y sapiencia. El Papa parece ser el fatigado capitán de un navío que desde hace años naufraga, debilitándose cada vez más frente a las tormentas amenazantes que lo azotan. Joseph Ratzinger tal vez será más conocido como el primer Papa en la historia moderna que ha renunciado voluntariamente a su cargo. Se trata, sin duda, de una renuncia casi política. Las justificaciones sobre la edad, las enfermedades y el cansancio del Papa son parciales; se quiere acentuar, alegóricamente, la dificultad de ser anciano en esta época de grandes cambios tecnológicos y de mediatización mundial.

Joseph Ratzinger hereda una Iglesia gloriosa fabricada por Juan Pablo II: de masas, triunfalista, mediática, pero es sólo una ilusión que pronto se cae en pedazos. La tremenda crisis planetaria de la pederastia sacude violentamente sus viejos cimientos; la crisis mediática descobija y expone ante la opinión pública, sobre todo a la vieja guardia wojtyliana, la complicidad y encubrimiento a los pederastas clericales como modus operandi. Marcial Maciel y los legionarios quedan nuevamente en el ojo del huracán por la desvergonzada e inmoral corrupción con la que iban comprando lealtades y disimulos eclesiásticos, desde el secretario particular de Wojtyla Stanislaw Dziwisz y su secretario de Estado Angelo Sodano, entre otros potentes actores eclesiásticos. La respuesta relativamente más autocrítica de Benedicto XVI irrita tanto a los monseñores de la curia como los nuevos nombramientos que indicaban un desplazamiento burocrático de la vieja guardia. Aquí se produce la fractura en medio de los huracanes que minaban la unidad de la Iglesia. Justo en su 15 viaje apostólico, en mayo de 2010, en Portugal, a propósito de los embates sobre la pederastia, el Papa sentenció: No sólo de fuera vienen los ataques al Papa y a la Iglesia, sino que los sufrimientos de la Iglesia vienen justo del interior de la Iglesia, del pecado que existe en la Iglesia.

El propio Ratzinger en sus primeros cinco años contribuyó con ciertos desatinos provocando altercados en diferentes frentes. Ha propiciado con sus posicionamientos álgidas polémicas colaterales. Como el discurso de Ratisbona que desencadena la ira del mundo musulmán; abrió sin éxito las puertas a ultraconservadores lefebvristas, por tanto, la ambivalencia con que el Papa trató al principio a la comunidad judía; la contrarreforma de la liturgia y el regreso de la misa en latín, y, por supuesto, la injusta apreciación del pontífice sobre la evangelización del mundo indígena que expresó en Brasil en 2007. En contraparte, hay que agradecer sus sólidas encíclicas, especialmente la Deus caritas est (2005), en la que aborda precisamente el tema del amor y del erotismo. Sin embargo el mayor fracaso de Ratzinger fue el pretender evangelizar la secular Europa y demostrar que la fe religiosa y la razón eran capaces de coexistir en el mundo moderno. En suma, la tragedia que ha sacudido a la Iglesia no sólo vino de reacciones externas, sino errores internos y principalmente escándalos internos, como lavado de dinero, opacidad financiera, y sobre todo el antagonismo de los actores que se refleja en esa filtración de documentos del fenómeno llamado Vatileaks que tan sólo son la punta del iceberg de la corrupción de la curia romana. La renuncia refleja, por un lado, su frágil grandeza y la última lectio del herr professor. Una decisión contundente pone fin a un reinado marcado por escándalos y conspiraciones en la curia pero no los resuelve. Su salida permite que se reconstruyan los tejidos eclesiales y que se conocerte un proyecto común entre los diferentes clanes de la Iglesia; así como elegir un nuevo pontífice con mayor vitalidad, energía y liderazgo que conduzca a buen puerto la nave averiada de la Iglesia católica. Su movimiento podría culminar con maestría, con un nuevo Papa cercano a su sensibilidad o uno de sus discípulos consentidos. Tiene una correlación cardenalicia propicia.

En Roma quizá comenzó una evolución inversa, como si, tras la decepción del progresismo católico del Concilio Vaticano II, ahora se vive la decepción del conservadurismo clerical. El Papa es, de hecho, como se suele decir, el último monarca absoluto en abdicar a su trono. Como diría el teólogo jesuita González Faus, el problema no es el Papa, el problema es el papado. La crisis de corto plazo es la dramática pérdida de autoridad moral y espiritual de la Iglesia; la crisis honda es el modelo de papado monárquico-absolutista que ha predominado desde la Edad Media y reafirmado en la crisis de Reforma. Es la arrogancia de autodenominarse salvaguarda de los valores y ejercer de manera autoritaria el monopolio del poder y la verdad. Probablemente no habrá que derrumbar el papado pero es necesario renovarlo. Diferentes análisis apuntan a una agenda clave de retos para la Iglesia católica: a) la necesaria reforma de la curia; b) recuperar la credibilidad social herida por la pederastia y el Vatileaks; c) una Iglesia más pastoral y ecuménica; d) colegialidad, mayor apertura a la toma de decisiones; f) ordenación de las mujeres. Recuperar la tradición sinodal, la Iglesia no puede seguir manejándose como una monarquía absoluta; el propio Benedicto XVI con su renuncia seculariza el rol del propio papado, quizá éste sea su mayor aporte, hasta ahora gestionado como un ejercicio divino. En cierto sentido, Ratzinger ha cedido ante el oráculo de la modernidad poscristiana.
Artículo publicado en:

REVISTA PROCESO N°1894

LOS INTRIGANTES DEL VATICANO

REVISTA PROCESO N° 1894

REVISTA PROCESO N° 1894

martes, 12 de febrero de 2013

DIARIO CAMBIO



+ Renuncia largamente anunciada + Vaticano, west wing de la Iglesia

Escrito por  Carlos Ramírez

Aunque los despachos de prensa señalaban ayer la sorpresiva renuncia de Benedetto XVI al papado, en realidad era tema central en las conversaciones desde mediados de abril del 2011: el Papa había dejado entrever en el 2011 que podría renunciar al cumplir los 85 años de edad en abril del 2012.
En todo caso, lo que ha llevado al análisis más de fondo es el contexto de la renuncia: la crisis en la seguridad papal el año pasado cuando el mayordomo papal filtró cartas privadas del Papa donde se revelaron luchas por el poder en la Curia romana, amenazas de muerte contra Benedetto, deseos de abandonar la silla gestatoria y corrupción asociada a lavado de dinero.

Si como prefecto de Congregación para la Doctrina de la Fe había sido uno de los más duros cancerberos del Papa Juan Pablo II y su designación como Papa en el 2005 garantizaba la continuidad de la agenda del Vaticano, en los hechos la edad fue minando la fuerza no tanto para viajar o redactar él mismo sus discursos sino para moverse en las intrigas del poder que domina la vida cotidiana en el medio kilómetro cuadrado de Ciudad del vaticano y sobre todo en las bóvedas de la Basílica de San Pedro.

El régimen de gobierno del Vaticano es bastante complejo: su sistema de monarquía absoluta, electa y teocrática gobierna sobre más de mil millones de personas en todo el mundo que profesan la fe católica romana, pero con una influencia que le permite meterse en otras naciones porque como congregación religiosa tiene representantes religiosos en los sacerdotes en otros países que son designados desde Roma y por ello esos sacerdotes responden a un príncipe extranjero. Así, además de una estructura de fe, el Vaticano constituye una red internacional de poder terrenal.


Más que el contenido escandaloso de las revelaciones filtradas por el mayordomo del Papa, el llamado Vatileaks exhibió las intrigas dentro de Ciudad del Vaticano y arrolló el prestigio de importantes figuras. Una vez que el mayordomo Paolo Gabriele fue encarcelado, Benedetto XVI se entrevistó en privado con él y luego promovió su libertad. Algunas fuentes revelaron que había mucho más de la vida interna en el Vaticano que podría salir a la luz y que el costo del silencio había sido la liberación.


La versión de la renuncia del Papa que había sido difundida en 2011 por el periodista Antonio Socci fue desmentida en septiembre de 2011 por el entonces y aún hoy vocero del Vaticano, el jesuita Federico Lombardi; aunque dijo que los rumores eran “infundados”, Socci se había basado en una entrevista a Peter Seewald, para el libro Luz del mundo, en la que Benedetto XVI afirmó:


“Cuando un Papa se da cuenta claramente que no tiene capacidad física, mental o sicológica para llevar adelante la tarea que se le encomendó, entonces tiene derecho, y en algunos casos el deber, de renunciar”.


La edad es ya una situación de hecho en algunas decisiones: Juan Pablo II excluyó de voto para elegir Papa a cardenales mayores a 80 años y los obispos deben de pasar a retiro a los 75 años como jubilación obligatoria. Benedetto XVI asumió el papado a los 78 años de edad.


Por la secrecía, por el escándalo de los papeles del Vaticano revelados y por la agenda de la crisis en la fe religiosa católica ante el avance del islamismo, la renuncia de Benedetto XVII significa una fase de crisis en la dirección política y religiosa del Vaticano. Los sucesores enlistados --casi una veintena-- carecen de trabajo previo, no disfrutan de redes de poder político y se encuentran aislados en los ánimos de los 124 cardenales que pueden votar, de los 212 existentes.


La agenda terrenal del Vaticano se había distendido por el fin de la guerra fría y por el papel activo de Juan Pablo II en el desmoronamiento del régimen comunista de Polonia y de la Unión Soviética. La revelación de documentos privados había sido un escándalo mediático por el tono de algunas revelaciones, pero en realidad no había cimbrado las estructuras religiosas y de poder de la Curia romana. El carisma de Juan Pablo II y la fuerza inicial de Benedetto XVI habían permitido una continuidad de tareas políticas y religiosas. Los escándalos del Banco Vaticano y sus fraudes y la muerte de Juan Pablo I a treinta y tres días de su ascenso habían sido descontados por la fuerza del poder religioso de Roma.

La sucesión de Benedetto XVI se moverá en tres coordenadas: la edad, los planes de reorganización de la estructura de poder de la Curia romana y el país de origen del próximo Papa. Juan Pablo II fue polaco y Benedetto XVI nació en Alemania y durante siglos el Papa salía de Italia. Por lo pronto, en el entorno de Benedetto XVI pululan cardenales con orígenes diversos: Canadá, Nueva Guinea, Honduras, Estados Unidos e Italia.

En la lista de una veintena de cardenales que han aparecido en algunos despachos de prensa no destaca ninguna figura destacada porque Benedetto XVI atenuó las luchas políticas. En este sentido, el próximo Papa saldrá de los acuerdos de última hora que comiencen a hacerse entre los 1254 cardenales votantes, de nueva cuenta ya sin la influencia decisiva de los italianos.

Las designaciones de los Papas obedecen a acuerdos por objetivos: Juan XXIII promovió la apertura de la iglesia, Paulo VI quedó atrapado en la guerra fría, Juan Pablo I murió a los treinta y tres días de electo, Juan Pablo II fue el papa que “llegó del frío” comunista y su tarea fue contribuir a la derrota de la URSS y Benedetto XVI trató de continuar la tarea de control interno de la iglesia y se consideró siempre como un Papa del interregno.


La designación de su sucesor permitirá saber si realmente su papado fue bisagra para un nuevo ciclo, si se cumpliría la profecía del fin de la iglesia católica o si Roma tratará de reconstruir su fuerza moral y religiosa que salió lastimada por los nuevos derechos sexuales en el mundo occidental. Todo dependerá del perfil y la edad del nuevo Papa.

Artículo publicado en:

El día 06 de febrero de 2013, el Partido del Trabajo en Puebla emitió la convocatoria para el proceso electoral 2013. Para participar como precandidato a Diputado Local, Presidentes Municipales, Regidores y Síndicos Municipales.

Aquí la convocatoria:
Convocatoria del Partido del Trabajo Puebla para el proceso electoral 2013
Me encuentro trabajando para registrarme como precandidato para Diputado local por el distrito 09, en el estado de Puebla.

viernes, 8 de febrero de 2013

2° MOTO SWOW PUEBLA 2013

El día sábado 2 de febrero  asistí al 2° MOTO SWOW PUEBLA 2013, en este evento participé con una moto SUZUKI MODELO  DR 650.





Boleto del evento



SUZUKI MODELO  DR 650 

Pepe Momoxpan 

Pepe Momoxpan 

HISTORIETA


Historieta 

Historieta 

jueves, 7 de febrero de 2013


Para cumplir con la disposición interna del Partido del Trabajo que exige la re afiliación, el martes 05 de febrero acudí al partido a cumplir para re afiliarme   puesto que soy miembro desde 2007.
Aquí mi credencial.
Credencial de afiliación PT 

Credencial de afiliación PT