martes, 17 de julio de 2012






La Jornada

Para respaldar a Peña Nieto, el blanquiazul no impugnará la elección: senador electo
El actual contubernio PAN-PRI, igual que en 1988: Manuel Bartlett
Josefina Vázquez Mota, una cínica; su partido se prestó al fraude con Salinas de Gortari
Empresarios y poderes fácticos, en defensa de sus intereses, evitarán la invalidez de elecciones


ANDREA BECERRIL

Domingo 15 de julio de 2012, p. 5
Como hizo en 1988, cuando se ciñó a las exigencias del poder económico y no impugnó la elección para que Carlos Salinas de Gortari pudiera gobernar, el PAN se aliará al PRI y respaldará a Enrique Peña Nieto, sostuvo el virtual senador electo por el PT, Manuel Bartlett Díaz.
El ex secretario de Gobernación reveló que en julio de 1988, en pleno conflicto poselectoral, cuando el entonces candidato panista Manuel Clouthier del Rincón actuaba conjuntamente con Cuauhtémoc Cárdenas movilizándose para tratar de echar abajo la elección,que consideraban fraudulenta, lacúpula del sector privadointervino y pidió a la dirigencia panista dar marcha atrás.
La advertencia que los grandes empresarios hicieron a los líderes del PAN, sostuvo, fue que si la elección se anulaba, el ganador sería Cárdenas, no Clouthier, que había quedado en tercer lugar, y ellos a quien querían era a Salinas de Gortari.
El PAN cedió, dijo, dejó solo a Cárdenas y a partir de entonces hicieron un pacto para cogobernar con el PRI, que perdura hasta ahora. A cambio, Salinas de Gortari “se comprometió a entregarles en lasconcertacesiones varias gubernaturas, otras posiciones políticas y llevar a cabo las reformas de la derecha. Ahí se inició el contubernio”.
Bartlett, uno de los candidatos del Movimiento Progresista más cuestionados en la pasada elección, que atrajo críticas constantes de la candidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, quien lo acusó de operar el fraude contra Cárdenas en 1988, respondió que la señora es una cínica.
Vázquez Mota me acusa de la caída del sistema, cuando fueron sus compañeros del PAN los que se prestaron al fraude con Salinas de Gortari. Reiteró que la elección presidencial de 1988 no se calificó en la Secretaría de Gobernación, que él encabezaba, ya que carecía de facultades para ello, sino en el Colegio Electoral –instalado en la Cámara de Diputados– donde los panistas votaron a favor.
Es decir, si alguien hizo presidente a Salinas de Gortari no fui yo, sino el PAN, que lo avaló en el Colegio Electoral y, para rematar, después Diego Fernández de Cevallos convino con el PRI en quemar y destruir las boletas electorales.
La situación en estos momentos, recalcó Bartlett Díaz, es exactamente igual a la de 1988. “La señora Vázquez Mota grita y vocifera que la elección no fue equitativa; el presidente del PAN, Gustavo Madero, reconoce que se violaron los topes de campaña, que hubo compra de votos, que el PRI ganó a base de billetazos, pero en un conciliábulo acuerdan que no van a impugnar los comicios, ni a sumarse a la lucha de Andrés Manuel López Obrador por la nulidad del proceso”.

Manuel Bartlett Díaz señala que AMLO enfrenta una brutal embestida mediática que lo hace aparecer como mal perdedorFoto José Antonio López
Hizo notar que el PAN fue quien interpuso el primer recurso en el Instituto Federal Electoral (IFE) por el financiamiento ilegal mediante las tarjetas Monex, y aunque hay coincidencia de que la elección del pasado 1º de julio no fue limpia, van de nuevo con el PRI.
Seguramente los grandes empresarios y los poderes fácticos les dijeron también: No, no, si se anula la elección, el que gana es López Obrador, ustedes están en tercer lugar y nosotros queremos a Peña Nieto. Por eso digo que es lo mismo que en 1988, los intereses económicos pugnan por mantener sus intereses, sus privilegios y la única diferencia es que el candidato no se llama Salinas de Gortari.
Bartlett, que llega al Senado por segunda ocasión –la primera fue en 2000–, pero ahora no bajo las siglas del PRI, partido al que ha cuestionado severamente en los últimos años, sino por el PT, señala que López Orador enfrentauna brutal embestida mediáticaque lo hace aparecer como mal perdedor, que a toda hora es cuestionado por las televisoras y sus comentaristas y buena parte de los medios escritos.
Es una trampa en la que el PAN y el propio Felipe Calderón se lavan la cara; declaran que la elección no fue limpia, pero la avalan. Mientras, agregó, se sataniza al candidato presidencial de la izquierda por presentar un recurso para invalidar el proceso electoral.
Abogado, experto en derecho constitucional y electoral, Bartlett sostuvo que hay elementos suficientes para echar abajo los comicios que dieron el triunfo al priísta, porque se rebasaron los topes de campaña y hay hasta evidencias de lavado de recursos vía Monex.
Todo este dinero que anda danzando, ¿de dónde salió? Tan sólo una de las denuncias que presentó la coalición del Movimiento Progresista documenta que se invirtió más allá de lo que un particular puede hacer, de acuerdo con la ley.
A través de la presión de la mayoría de los medios, dijo, se intenta someter a López Obrador, y los que estamos con él, a aceptar lo que es inaceptable. Pero el fraude sigue actuando.
Insistió: La saturación en radio, televisión y en muchos impresos, de mensajes que descalifican la decisión de López Obrador de presentar ante las instancias legales un recurso de inconformidad por la compra masiva de votos para el PRI, es una maniobra brutal del dinero.
El gran problema del país, dijo,es que estamos dominados por una brutal oligarquía que no tiene moral y que usa indistintamente al PRI y al PAN para mantener sus intereses. La única diferencia con la elección del 88 es que el candidato no se llama Carlos Salinas de Gortari, sino Enrique Peña Nieto y que este último es un títere de las televisoras.

Artículo publicado en:
http://www.jornada.unam.mx/2012/07/15/politica/005n1pol




DIARIO CAMBIO

Indicador Político
Carlos Ramírez

17/07/2012
+ Bartlett-Chihuahua: no-anulación
+ 88: fraude en conteo, no después

Convertido en el Sancho Panza del quijotesco López Obrador, el senador petista Manuel Bartlett Díaz finalmente ha reconocido que en 1988 sí hubo fraude electoral contra Cuauhtémoc Cárdenas, de acuerdo con una entrevista publicada el domingo pasado en La Jornada.

Para el entonces secretario de Gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral, el fraude de 1988 no se cometió en las urnas ni en el conteo de voto sino en la negociación con el PAN del voto a favor de Carlos Salinas de Gortari en el Colegio Electoral.

Sin embargo, lo que se negoció con el PAN no fue el resultado del 6 de julio sino la calificación en el Colegio Electoral. El fraude ocurrió cuando se “cayó” el sistema de cómputo de la CFE la noche del 6 de julio para permitir el acomodo de votaciones a favor de Salinas y en contra de Cárdenas. La operación directa fue de Bartlett y los responsables salinistas el entonces superasesor Joseph-Marie Córdoba Montoya y el secretario electoral priísta Patricio Chirinos.

A cambio de aprobar la elección de Salinas decidida en la CFE de Bartlett, el PAN, Luis H. Alvarez negoció una reforma política y la concertacesión de las gubernaturas de Baja California y Guanajuato. Sin embargo, esas negociaciones se iniciaron cuando Bartlett era el responsable político del gobierno de Miguel de la Madrid y en el escenario de que el propio De la Madrid autorizó las autorizó, por lo que Bartlett fue cómplice de esa cesión de espacios de poder al PAN. Y las entregas de gubernaturas ocurrieron cuando Bartlett era secretario de Educación Pública del Salinas ejerciendo una presidencia, de acuerdo con las hoy palabras de Bartlett, producto del fraude electoral.

Lo que menos puede clamar Bartlett es su inocencia. En 1986 organizó, junto con Elba Esther Gordillo, el fraude electoral en Chihuahua para impedir la victoria del candidato panista Francisco Barrio Terrazas. El fraude fue tan burdo, que intelectuales de todos los grupos --entre ellos Octavio Paz, Carlos Monsiváis, Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze-- exigieron la anulación de las elecciones.

En una cena con algunos de los veintiún intelectuales, cuenta Enrique Krauze en La presidencia imperial, Bartlett dijo que “era imposible ceder a su petición (de anulación) porque la victoria del PAN en Chihuahua abriría las puertas a tres enemigos históricos de México: la iglesia, los Estados Unidos y los empresarios”. El problema en Chihuahua, era el razonamiento de Bartlett, no era el fraude sino el papel ideológico y político del PAN, a pesar de que hubo pruebas suficientes sobre las irregularidades electorales. Ahí se acuñó el argumento de Bartlett en pocas palabras: un fraude patriótico.

En su entrevista con La Jornada, Bartlett vuelve a confundir a los lopezobradoristas que lo llevarán al Senado el próximo primero de septiembre: “si alguien hizo presidente a Salinas de Gortari no fui yo, sino el PAN que lo avaló en el colegio electoral”. Sin embargo, sin las cifras trampeadas en las computadoras de la CFE de Bartlett, en realidad Salinas nunca hubiera llegado al Colegio Electoral. Por tanto, el responsable directo de la entronización de Salinas es Bartlett, el hoy flamante senador lopezobradorista.

Y el problema de Bartlett es mayor por el hecho de que fue candidato del PRD-PT-Convergencia a la elección de senadores en urnas el domingo pero quedó en tercer lugar, aunque jugó a la segura como primero de lista a senadores plurinominales por el PT. Sin embargo, Bartlett declaró oficialmente que hasta el momento de al elección no había renunciado al PRI, por lo que su priísmo lo hace cómplice del PRI por las acusaciones de López Obrador. Al final, Bartlett ya perdió la brújula de lealtades políticas.

Lo realmente importante de la declaración del domingo de Bartlett fue que finalmente aceptó el uso de la palabra fraude para caracterizar la operación política que puso a Salinas de Gortari en la presidencia de la república en 1988. En declaraciones a Jorge G. Castañeda para su libro La herencia, Miguel de la Madrid contó que Bartlett le informó que las primeras cifras daban adelantado a Cárdenas y, le dijo Bartlett, “no puedo dar esas cifras porque estarían muy ladeadas, y aunque después sigan las cifras de otros estados en donde creo nos podemos vamos a recuperar, si damos desde un principio la tendencia a favor de Cuauhtémoc, después no nos van a creer”.

Lo significativo de las palabras de Bartlett que contó de la Madrid es el uso del “nos” que implicaba su función como priísta. Lo repetiría más tarde; dijo De la Madrid que Bartlett estaba confiado en remontar las cifras adversas: “cuando nos lleguen los estados muy priístas, como Puebla, Chiapas y otros, allí nos vamos a emparejar”. Esta argumentación de De la Madrid lleva a la consolidación la tesis de que Bartlett desconectó las computadoras en la noche para permitir la llegada de votaciones de estados priístas y así ayudar a Salinas a no permitir que en ningún momento Cárdenas se colocara arriba de Salinas. Bartlett sugirió ocultar información y de la Madrid lo aceptó.

Los fraudes de Chihuahua en 1986 y presidencial en 1988 son hijos del mismo venero político del PRI y los dos tienen hilos de poder hacia Bartlett como secretario de Gobernación en del gobierno de De la Madrid. Luego de que los intelectuales pidieron anular elecciones, Bartlett fundamentó los argumentos del “fraude patriótico”, aunque en 1992, con Salinas en la presidencia, Barrio finalmente ganó la gubernatura, mientras Bartlett pactaba con el superasesor salinista Córdoba Montoya la gubernatura de Puebla por el mismo PRI que había sido derrotado en Chihuahua, eso sí, por dedazo y sin pasar por elección interna.

Por tanto, la candidatura de Bartlett al gobierno poblano fue hija del fraude de Bartlett a favor de Salinas y del pacto del PAN para entronizar a Salinas. O sea: Bartlett les debe su carrera política a Salinas, al PAN y al fraude de 1988.

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