DIARIO CAMBIO
Martes, 26 Febrero 2013 01:07
Investigación por pederastia
sacude a la Iglesia poblana
Pese a las investigaciones de
la PGR, el arzobispo de Puebla dijo que sólo son especulaciones. En entrevista,
Víctor Sánchez Espinosa resaltó que los sacerdotes de los oratorios salesianos
están tranquilos y que desde un principio estuvieron en la mejor disposición de
colaborar
El
arzobispo Víctor Sánchez Espinosa tendió un velo de oscuridad sobre la
investigación por presuntos actos de pederastia y pornografía infantil en el
oratorio Don Bosco realizada por la Procuraduría General de la República (PGR)
y protegió a los curas involucrados en las pesquisas, al afirmar que sólo son
especulaciones. Por tanto, aseguró que esperará a que las autoridades federales
culminen con la investigación correspondiente y se deslindó de los involucrados
al decir que ellos “tienen otros superiores religiosos”.
“Son
especulaciones, vamos a esperar los resultados de la investigación pues para
eso precisamente son, para que sepamos qué hay de esto”, apuntó el arzobispo.
En
entrevista, Sánchez Espinosa resaltó que los sacerdotes de los oratorios
salesianos están tranquilos, e incluso dijo que desde un principio estuvieron
en la mejor disposición de colaborar.
No
obstante, mencionó que serán los superiores de los oratorios quienes determinen
qué acciones emprenderán ante los resultados de las investigaciones de la
Policía federal: “no me corresponde a mí como arzobispo, sino a sus superiores
religiosos”.
Fue
durante las primeras horas del pasado viernes cuando cerca de 30 elementos de
la Policía federal, a bordo de seis vehículos, irrumpieron en las instalaciones
del oratorio salesiano de Don Bosco con una orden de cateo para revisar el
lugar.
Por
varias horas la 17 Poniente entre 3 y 5 Sur permaneció cerrada mientras los
uniformados interrogaban a los sacerdotes acerca de lo que se presume es una
investigación por abuso infantil, aunque las autoridades se han mantenido
herméticas al respecto sin informar el motivo del operativo. Ese mismo día las
autoridades federales realizaron un operativo similar en el oratorio Felipe
Rinaldi ubicado en la colonia La Loma, donde tampoco se dio mayor información.
El
rector de Don Bosco confirma investigación
Lo
que sí se confirmó fue que la movilización se derivó de una denuncia anónima,
la cual en un principio trascendió que reportaba la venta de droga en el lugar.
Sin embargo, el sacerdote salesiano Ignacio Ibarra Ruiz comentó ayer en
entrevista radiofónica para Cinco Radio que por las preguntas que realizaron
los uniformados se podría tratar de una investigación por abuso infantil. “Le
intuye uno, por las preguntas que le hicieron a la señora que cuida aquí, que
si no había abuso infantil, yo pienso que es eso”, comentó para dicho medio de
comunicación.
Confirmó
que durante el cateo se decomisó equipo de cómputo, así como un arma de fuego
propiedad del sacerdote. Éste refirió que era un regalo que su padre le dejó
antes de morir, pero no portaba el permiso correspondiente.
Ante
estos señalamientos, el vocero de la Arquidiócesis de Puebla, Dante Pimentel,
desacreditó la declaración del sacerdote, pues aseguró que no han recibido
formalmente un señalamiento de este tipo, por lo que el arzobispo Sánchez
Espinosa está en espera de lo que determinen las autoridades federales.
Reiteró
la postura del arzobispado en torno a que serán las autoridades de los
oratorios salesianos quienes tendrán que responder en caso de que las
autoridades confirmen algún tipo de abuso.
CAMBIO
buscó a las autoridades de Don Bosco para fijar su postura al respecto, sin
embargo, el lugar se encontraba cerrado y nadie atendió el llamado, incluso
actividades que se tenían programadas para el día de ayer fueron canceladas.
Por
su parte, el director de la Policía ministerial, Galán Ruiz, descartó que el
caso sea investigado por las autoridades estatales aunque manifestó su
disposición de colaborar con la PGR en caso de que lo solicite. Agregó que en
lo que va de la administración no se tienen registradas investigaciones por
pederastia en contra de sacerdotes.
Artículo
publicado en:
http://www.diariocambio.com.mx/2013/secciones/codigo-rojo/item/4031-iglesia-encubre-actos-de-pederastia-en-don-bosco
El cónclave 2013
El cónclave 2013
Bernardo Barranco V.
Los cardenales entrarán al cónclave de marzo de 2013 en un clima de extrema presión. Los recelos, la vergüenza y la humillación en este momento están acosando a la Iglesia; son los signos de los tiempos actuales. Los cardenales ingresarán al cónclave no sólo para elegir a un Papa, sino para poner orden y construir nuevos equilibrios en una institución sacudida en sus propios cimientos. No es la primera vez en la historia de la Iglesia que los cardenales deliberarán bajo presión, incluso lo han hecho en otros tiempos bajo la coacción militar y política. Sin embargo, ahora lo harán bajo la inquisitiva mirada de los grandes medios de comunicación que reflejan una cultura suspicaz y desencantada por el cúmulo de escándalos y contradicciones de una institución que se había autoerigido en tutelar de los grandes valores de la identidad occidental. La crisis actual de la Iglesia no es de la fe, sino del aparato eclesiástico, que amenaza contaminar y acrecentar el proceso involutivo de la feligresía en todo el mundo. El desastre católico de proporciones estrepitosas sólo tiene paralelo, por su magnitud, con la Reforma protestante del siglo XVI. Pero tampoco hay dramatizar, sólo hay que recordar que todos los fines de pontificado han estado marcados por las luchas intestinas de poder dentro de la Iglesia para preparar la sucesión y que, ante el declive físico de los papas, la nomenclatura de la curia adquiere un poder desmesurado.
Tres factores contextúan la profunda crisis institucional que experimenta la Iglesia católica. Primero, los antagonismos internos y la lucha por el poder que, dicho sea de paso, siempre ha existido en la historia de la Iglesia, pero ahora, con la relevelación de los documentos filtrados, nos detallan una lucha feroz y antagónica de camarillas; nos refiere a un Benedicto XVI vulnerable frente a un corrupto aparato curial, de cual es también responsable, de ahí la expresión de que Benedicto XVI reinó, pero nunca gobernó la Iglesia, es sugerente. Por tanto, en segundo lugar el agotamiento de un modelo romano clerical, centralista y autoritario, que refirma la identidad eclesiástica sobre la eclesialidad. Un modelo más preocupado por incidir en el poder del Estado que en la vida de sus fieles, un modelo más tentado por la política que por dialogar con la cultura contemporánea, con sus grandes y pequeñas mutaciones. El tercer factor, en términos de la coherencia de la Iglesia, de sus actores, es que están expuestos mediáticamente al escrutinio de la sociedad como nunca en la historia. A través de las filtraciones periodísticas, por ejemplo, pudimos darnos una idea de cómo Benedicto quedó impresionado y pasmado con el informe que le presentaron tres cardenales, en diciembre de 2012, sobre la filtración de documentos Vatileaks. Confirmó la existencia de redes de corrupción sexual, política y financiera que imperan en la curia italiana. Nos lleva a preguntarnos no sólo por una reforma de la curia romana, sino por una renovación del propio papado. ¿Puede un solo hombre, anciano o joven, llevar a cuestas una institución laberíntica tan pesada y compleja? De tal suerte que ahora las intrigas palaciegas se han convertido en un descomunal espectáculo que atrae millones de audiencias católicas y no católicas que observan con detalle el drama no sólo de la sucesión, sino el sacudimiento de una institución milenaria que ha sido pilar en Occidente. Ante el mundo entero, especialmente a partir de 2010, la Iglesia ha sido escenario de sucesivos escándalos, destacando los casos de pederastia que han trocado en un estigma mundial y que han llenado las páginas de los principales periódicos de todo el mundo y horas de transmisión en televisión.
Ante el cónclave de 2013, los clásicos plantean que el dilema es realidad simple. Elegir a un hombre de fe profunda, a un verdadero pastor dispuesto a renovar la Iglesia. La Iglesia requiere retomar su pastoralidad. Regresar a la actitud humilde y misionera, de una Iglesia que viva con simplicidad su solidaridad y cercanía con su pueblo. Comunión y eclesialidad, regreso a los orígenes de la fe y de la gracia. Retomar el Concilio Vaticano II o realizar uno nuevo. Esta disyuntiva se impone en la agenda del próximo pontífice. Retrabajar una versión renovada del catolicismo en diálogo con la cultura secular, supone una nueva actitud de desarrollo cultural, intelectual y científico acorde a los cambios operados. Benedicto XVI sistemáticamente se negó a operar dichas iniciativas de cambio con y en el mundo contemporáneo. De hecho, fracasó en su intento de recristianizar la Europa laica y secular. Y lamentablemente quedan muy pocos herederos del espíritu del concilio, aquel que tanto teme y combate la curia burocrática romana. El tema no es nuevo y ahí está. Entre escándalos y descalificaciones, el cardenal Carlo María Martini pidió en 1999 ante el Sínodo de Obispos Europeos la convocatoria a un nuevo concilio para concluir las reformas estancadas que habían surgido en el Vaticano segundo, celebrado en Roma entre 1962 y 1965.
La realidad actual es amarga para la Iglesia, los cardenales entrarán al cónclave con cierta vergüenza, entran con una percepción de pesimismo y de caos. Como expresó Umberto Eco en el diálogo que sostuvo con el fallecido y citado cardenal Martini en su libro ¿En qué creen los que no creen?: las certezas católicas deben saber convivir con la incertidumbre y el pesimismo posmoderno. Podríamos parafrasear al mismo Ratzinger cuando sentencia al mundo que si Occidente no se refunda en Dios, permanecerá prisionero de los tiempos del miedo y en la decadencia; podríamos aplicar la misma ecuación a la Iglesia católica en esta crisis de época que vive: si el cristianismo no se refunda en profundo diálogo con la cultura moderna y una nueva actitud se decantará en el ostracismo, el miedo y la petrificación.
Artículo publicado en:
http://www.jornada.unam.mx/2013/02/27/opinion/029a2pol#sthash.T7QSZ2Gu.dpuf
ARISTEGUI NOTICIAS
Norberto
declaró por 9 horas ante justicia de EU sobre caso de abuso sexual
El
programa 'Aristegui' de CNN en Español reveló este martes fragmentos del
interrogatorio al cardenal mexicano, realizado en la sede de la Arquidiócesis
de México, en 2007. Rivera Carrera habló sobre las cartas enviadas al cardenal
de Los Angeles, Roger Mahony, para encubrir a un sacerdote mexicano acusado de
abuso.
El
cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, compareció en
2007 durante nueve horas ante
representantes de la justicia de los Estados Unidos, quienes lo interrogaron
sobre el caso del sacerdote mexicano Nicolás Aguilar-Rivera, acusado por la
policía de Los Angeles, California, de haber cometido 26 delitos sexuales.
Rivera
Carrera rindió su testimonio en ese año en la sede de la Arquidiócesis de
México, ante representantes de la Justicia estadunidense que viajaron al DF.
Durante
el interrogatorio, el cardenal mexicano habló sobre las cartas enviadas al
obispo de Los Angeles, California, Roger Mahony, y que probarían acciones para
encubrir al sacerdote Aguilar-Rivera, originario de Tehuacán, Puebla, al ser
enviado y reubicado en los Estados Unidos.
El
caso de Nicolás Aguilar-Rivera está relacionado directamente con las
indagatorias en Estados Unidos por el encubrimiento de pederastia clerical
realizadas en contra del cardenal Roger Mahony, quien ha declarado
recientemente sobre el tema.
La
cercanía de Rivera y Mahony
El
vínculo entre los cardenales Mahony y Rivera es referido 12 mil documentos con
las cartas enviadas entre ellos que fueron abiertas recientemente, donde se
comunican “en relación de quién era Nicolás Aguilar”.
Así
lo reportó al programa Aristegui, Karina Dalmás, corresponsal de CNN en la
ciudad de Los Ángeles, EU.
“En
una de las cartas Norberto Rivera habla de que (Nicolás Aguilar) tenía
problemas de salud y de homosexualidad”, añadió Dalmás.
Sobre
el tema, el cardenal Roger Mahony ha comunicado vía Twitter y en su blog
personal, que la prensa no pone sus declaraciones en contexto. “Todo se reporta
como noticia sin importar lo básico de lo que se está reportando”, dijo.
El
video del interrogatorio a Norberto Rivera se muestra en las vísperas del
cónclave de la sucesión de Benedicto XVI, donde participarán los cardenales
Rivera y Mahony, después de la renuncia del Papa Benedicto XVI en momentos de
escándalos de corrupción y pederastia en la Iglesia Católica en el mundo.
Duelo
de cardenales
El
video difundido por Aristegui CNN muestra a Norberto Rivera respondiendo a
preguntas sobre si realizó investigaciones después de haber sido notificado por
Roger Mahony sobre los abusos de Nicolás
Aguilar, sacerdote enviado a Estados Unidos después de haber cometido abuso
sexual contra el seminarista Joaquín Aguilar en México.
El
cardenal mexicano declaró:.
“Me
refiero a su carta del 4 de marzo de 1988 (Con Mahony). Él me llamó a mí”, dijo
Norberto Rivera.
Los
funcionarios judiciales y traductores pidieron al cardenal Rivera que comentara
todo lo que le dijo Mahony sobre Nicolás Aguilar en la llamada.
“A
grandes rasgos me recuerdo que me dijo que el padre tenía acusaciones en la
parroquia, no recuerdo el nombre de la parroquia, donde servía. Había salido de
Los Ángeles y que le mandara información sobre sus familiares y sobre los
lugares donde podría ser localizado”, dijo Rivera.
En
inglés le preguntaron a Rivera si le pidió Mahony que investigara. “No me pidió que investigara”, contestó.
También
lo interrogaron sobre si él investigó o mandó hacer una investigación del paradero
de Nicolás Aguilar Rivera, a lo cual el hoy cardenal dijo, “No”.
La
causa por la cual no investigó –dijo Norberto-
fue, “porque lo está haciendo la policía, así me lo informa el Cardenal
Mahony”, explicó.
“Me
informa que la policía, habla de la policía, — lee un documento– sabemos que ha
regresado a México y queremos cooperar con la policía de Los Ángeles, buscarlo
y arrestarlo. Es necesario que este sacerdote este detenido y regrese aquí a
Los Ángeles. Es un trabajo que ya se está haciendo”, leyó la carta del 4 de
marzo de 1988″, redactada por la
arquidiócesis de Los Ángeles.
Fuente:
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