jueves, 22 de diciembre de 2011


Bartlett y la Tercera Edad en la Aventura de sus Vidas

14 de diciembre de 2011
La Quinta Columna 
Por Mario Alberto Mejía


En el espacio radiofónico de don Enrique Montero Ponce, amigo y cómplice suyo desde 1992, Manuel Bartlett Díaz confirmó lo que el 6 de diciembre pasado le adelantó quien esto escribe: su postulación vía la Primera Fórmula al Senado de la República a través de la coalición encabezada por Andrés Manuel López Obrador.
No podía ser de otra manera: Bartlett y Montero no sólo son amigos y cómplices: son aliados en la aventura que viene.
De hecho, el viejo periodista ya vela sus armas junto con otros compañeros de ruta para apoyar con todo –y dándole la espalda al PRI, su partido– a quien en corto y en público califica “el mejor gobernador que ha tenido Puebla”.
Hay que decir que don Enrique borda los ochentaicinco años de edad, en tanto que Bartlett anda en los setentaisés.
Es decir: no son, para nada, aquéllos que, jubilosos, vivieron el sexenio 1993-1999.
Lejos están de eso.
Hoy los dos son venerables miembros de la tercera edad que podrían gozar de las canonjías de su condición: boletos gratuitos en los autobuses que nunca toman, singulares estancias de día a las que jamás acuden y bonos de quinientos pesos mensuales que no se embolsan.
Adictos similares confluirán en el nuevo proyecto del viejo Bartlett: empresarios favorecidos en su sexenio, periodistas agradecidos, políticos desempleados.
Con esos bueyes tendrá que arar.
Hay que decir que Bartlett, el demócrata, sabe que no ganará.
Que la suya es una aventura similar a la de Forrest Gump.
Que su romance con la izquierda es como el de los vetustos Marcello Mastroiani y Sophia Loren en una película cursi y desangelada.
Bartlett lo sabe y no le importa.
Y es que su acceso al Senado está más que asegurado, una vez que irá, faltaba más, en los primeros lugares de la lista nacional.
Lo que en realidad buscará el ex gobernador de Puebla es atraerle el mayor número de votos posibles a su nuevo líder moral.
La semana pasada le platiqué que la contienda por la Senaduría por Puebla tendrá un escenario nacional.Y es que los reflectores iluminarán hasta las partes más sombrías del autor de la Caída del Sistema, que impidió el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas frente a Carlos Salinas.
Su decisión implica que Bartlett está dispuesto a sacar sus cadáveres del clóset.Y más: poner vigentes las miles de copias de archivos que están listas para exhibir su mal paso por Casa Puebla.Cuando todo mundo creía que Bartlett se jubilaría en santa paz resulta que no, que el “señorito” que defendía en “fraude patriótico” está dispuesto a terminar su carrera política en medio del escándalo y de una guerra de lodo.Y es que los expedientes de Bartlett están más vivos que nunca.Y tienen ganas de hablar.De gritar.De gesticular.Lo interesante de la guerra que veremos es que una mujer muy cercana a él será también piedra de escándalo.Y cömo no si en el sexenio pasado, el de Mario Marín, se embolsó jugosas comisiones por la venta de todo tipo de seguros.¿Soportará nuestro personaje las evidencias que lo ligan al marinismo?
¿Se siente tan blindado que piensa que esos escándalos le harán lo que el viento a Juárez?
¿Cree en serio que le aportará votos y buena fama pública al lopezobradorismo?
En su más reciente libro, Cuauhtémoc Cárdenas volvió a señalar a Bartlett como el autor del fraude del 88.
Y lo mismo han empezado a hacer los más diversos analistas ligados a López Obrador.
La crítica más reciente se la hizo el brillante Luis González de Alba en su columna “La Calle” que se publica en Milenio Diario.
Vea el lector:
“No, no se doble de risa, no suelte la carcajada, mucho menos se le salga un chisguetito de meados: mientras de una nube radiante surgía la voz: ‘Este es mi hijo muy amado’, el Bautista Obrador bautizó a Manuel Bartlett en las aguas purificadoras de su Jordán-Morena, hoy celebrada en el Tepeyac y en los oficinas del Bautista AMLO.
“(...) Con Peña Nieto no volverá, si ganara, lo peor del PRI, porque hace tiempo se fue al PRD: ese basurero del más viejo PRI, trampolín para saltar a partidos-negocio, como el PT, creado por Raúl y Carlos Salinas, o la Morena que suma cero más cero bajo un nombre guadalupano. El PRD exhibe su más reciente travestismo, su última mudanza de camaleón o recambio de su piel de víbora, y nos presenta al último espécimen de los dinosaurios que dábamos por extinguidos, Manuel Bartlett, como la novedosa adquisición de esa cloaca máxima de la ‘izquierda’ mexicana. Se reventó otra pústula y el pus siguió su cauce natural: hacia el PRD.
“El PRI que se gastaba sin límite nuestros impuestos en sus campañas electorales, que se asignaba las casillas, que contaba nuestros votos y, oh sorpresa, nos informaba que había ganado, ese PRI tiene a su mejor exponente en el ex secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid, uno de los fósiles del PRI que no había hecho maletas para embarcarse en la veleta del PRD, aquel Manuel Bartlett del ‘fraude patriótico’ en Chihuahua, a quien el Frente Democrático Nacional acusó de fraude en las presidenciales de 1988, cuando se le ‘cayó el sistema’ y al restablecerlo fue para declarar ganador a Salinas y perdedor a Cárdenas; el secretario de Gobernación de los tiempos en que el PRI rellenaba las urnas y contaba los votos, sigue a los de su calaña rumbo a las elecciones del 2012, con López Obrador, músico-poeta compositor del Himno al PRI y presidente del PRI-Tabasco, que, como todos, dejó el PRI sólo cuando pidió hueso y no le dio.
“Será senador por esa ‘izquierda’ que ya tuvo la desvergüenza de hacer senadora a la mujer de súbita riqueza como amante del presidente Díaz Ordaz, Irma La Tigresa Serrano. El PRI los hace y el PRD los junta. Y aún se atreven a llamar ‘izquierda’ a esa bazofia: el Bartlett de siempre desinfectado en las aguas purificadoras del Jordán de los Obrador, las Padiernas-Bejarano acusados de ladrones de ahorros por las víctimas del sismo del 85, de Martí Batres el vendedor de ‘leche’ Bety con alto contenido de excremento… ¿No hay nadie que jale la palanca a ese excusado? ¡Qué pestilencia!”.
Hasta aquí la muy bartlista cita.
Y este es apenas el principio.
El payaso de las cachetadas está por salir a escena.

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