PROCESO
Acabemos
con los toreros
JUAN PABLO PROAL
28 DE JUNIO DE 2013
ANÁLISIS
PROCESO |
El
cartonista José Hernández es un férreo opositor al maltrato animal, por eso
libera sus frustración dibujando al presidente de México: “En los cartones nos
pitorreamos tanto de estos animales (los políticos) que queremos que la gente
se desquite con ellos a través de las caricaturas, para que así no los maltrate
físicamente, es una manera de protegerlos, así cuando encuentren a Peña Nieto
en persona ya sacaron su coraje”.
Hernández,
“El Fisgón”, Rius, Helguera, Patricio y
el equipo que conforma la revista “El Chamuco” se ha caracterizado por
provocar a sus lectores: convertirlos en herejes o vegetarianos. No se limitan
al papel y la tinta, protestan, reclaman, abrazan causas y han acumulado mucha
más influencia en la sociedad que lo que desearía un locutor de noticias
promedio.
En
el sexenio pasado encabezaron la campaña “No más sangre”, un intento por frenar
el infierno en que se convirtió México. Ahora se unieron a otra causa: acabar
con las corridas de toros. Tomando en cuenta el nivel de violencia que sufre el
país, alguien pensaría que esta bandera podría incluso parecer frívola, pero no
es así. Hay una relación estrecha entre ambos factores, casi consanguínea.
“William
Hogarth creó un grabado sobre los cuatro estadios de la crueldad, el último es
el crimen, pero el primer paso es la crueldad contra los animales. Hay que
cortar toda forma de crueldad, el hecho de que se plantee que las corridas de
toros son un espectáculo o cultura, no es aceptable, hay una crueldad enorme y
tenemos que empezar a decir que es inaceptable”, me explica Rafael Barajas, “El
Fisgón”, legendario cartonista del periódico La Jornada.
Muchas
veces discutir sobre toros se asemeja a defender una posición ante el aborto.
Los dos bandos, a favor y en contra, citan estudios, documentales y frases de
personajes célebres para defender su postura. En la tauromaquia es así: hay
decenas de estudios serios que comprueban que se trata de maltrato animal, antesala
segura a la violencia y una ventana al mundo criminal. En tanto, los defensores
de la fiesta brava han desarrollado tesis, ensayos y argumentos convincentes
para defender su pasión.
Hernández,
coautor junto con Helguera del espacio Mono-sapiens en la revista Proceso, me
explica su posición al respecto: “Corremos el riesgo de que así como mucha
gente ve la barbarie con la que se representan las corridas de toros como algo
normal, también esa barbarie que se ve en las narcoejecuciones cada vez nos parezca
más normal; al rato ya hasta los narcos van a organizar sus ejecuciones
públicas y cobrar para que uno vaya a verlas”. Suscribo su postura: para el
nivel de violencia que padece México las corridas de toros son inaceptables.
“El
Fisgón” piensa que ganar la batalla de prohibir las corridas de toros sería un
buen inicio para enfriar la violencia que sufre el país.
“Siento
que en nuestro país la tolerancia a la violencia es muy alta y de ahí que nos
acostumbramos muy rápidamente a los niveles de violencia brutales que tenemos
ahora, creo que culturalmente tenemos una tolerancia muy grande a la violencia
y que parte de esta campaña, de este esfuerzo, es hacer notar que cosas como
las corridas de toros, las peleas de gallos y las peleas de perros son parte de
esta cultura de la tolerancia e incluso de celebración de la violencia”, me
advierte en una charla aparte el monero Patricio.
Como
en muchas ciudades del mundo, en el país algunos municipios han comenzado a
prohibir las corridas de toros e incluso los espectáculos donde se maltrate a
cualquier animal. El puerto de Veracruz y Sonora son algunos ejemplos. El
objetivo principal de los moneros de “El Chamuco” es acelerar estas
prohibiciones y extenderlas a todo el territorio nacional; para ello crearon un
certamen de dibujo, cuya convocatoria puede leerse en este link
http://certamennacional.blogspot.mx/2013/04/blog-post.html
Sea
para promover el vegetarianismo, como en el caso de Rius, o combatir la
tauromaquia, el trabajo de los cartonistas está estrechamente ligado a la
fauna. A diario dibujan “animales políticos”.
Le
pregunto a los moneros cómo ha sido la experiencia de dibujar al priismo
sentado en la silla presidencial, tras doce años de retratar primordialmente a
panistas, representados en su máxima expresión con el permanente humor
involuntario de Vicente Fox.
“El
Fisgón” piensa al respecto: “Dibujar a Peña Nieto ha sido como caricaturista un
placer y como ciudadano un sufrimiento, la gran diferencia entre el
calderonismo y lo que está pasando hoy es que los panistas se manejan con
hipocresía y los priistas con cinismo”.
“De
entrada de Fox a Calderón significó un ahorro muy considerable en el uso de la
tinta china, dibujando a Fox utilizaba mucho y dibujando a Calderón, menos,
entonces ahora estoy volviendo a utilizar bastante en la tinta china, sobre
todo para dibujar el copete de Peña Nieto”, ironiza Hernández, quien ya más
serio concluye: “Finalmente no hay mucha diferencia porque representan los
mismos intereses, representan la misma política económica, entonces cambian las
caras, cambian las tonterías que dicen, aunque no mucho, porque si comparas las
tonterías de Peña Nieto con las de Fox, son muy similares, son realmente
personajes muy similares”.
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