LA JORNADA
Astillero
El manejo de las
percepciones
AMLO, ¿empate con EPN?
Mochán: manipulación e
influencia
2006, ganó la incertidumbre
Julio Hernández López
RESISTENCIA PURÉPECHA. La
comunidad de Cherán, en el centro de Michoacán, celebró ayer con un festival
cultural el primer aniversario de lucha por la defensa de los bosques. En
ceremonia presidida por los 12 integrantes del Concejo Mayor Comunal, se
recordó el enfrentamiento con la delincuencia organizada, los bloqueos, las
fogatas y la elección de sus autoridades conforme al sistema de usos y
costumbresFoto cortesía Juan Estrada Serafín
Una casa encuestadora de
reconocida fama internacional está en condiciones de entregar hoy a AMLO un
estudio sobre las preferencias electorales de los mexicanos que, a diferencia
de lo que plantea la mayoría de las firmas locales, establece una ruta de
empate técnico entre el candidato de las izquierdas y el puntero Enrique Peña
Nieto. El documento alienta al tabasqueño a centrar su estrategia de campaña en
la promoción del cambio verdadero y a dejar en segundo plano el tema de la
República amorosa. Entre otras consideraciones, derivadas del mencionado
estudio (cuya difusión está sujeta a relojes tácticos), se estima que el
desenlace de los comicios presidenciales de julio próximo podría significar una
escandalosa demostración de la ineficacia y la reducida confiabilidad de gran
parte de las encuestadoras nacionales.
Por otra parte, sin relación
con el trabajo internacional arriba mencionado (aunque sí ayuda a entender lo
que sucede en el país a partir del uso de las percepciones para imponer ánimos
o desánimos electorales, como el que pretende dar por inevitable ganador a
EPN), un metaestudio de opinión realizado por Luis Mochán, investigador del
Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, concluye que hay alto grado de
influenciabilidad o de manipulabilidad en quienes son encuestados, a partir de
su percepción de la opinión de los demás. Así, por cada aumento que percibimos
en la aceptación de cierta idea, la probabilidad de que manifestemos estar de
acuerdo con ella aumenta en la mitad. Por ejemplo, si creyésemos que aumentó en
10 el porcentaje de la población que aprueba cierta afirmación, la probabilidad
de que nosotros la aprobemos aumentará en 5 por ciento.
Mochán advierte que su
metaestudio fue de proporciones modestas, de sólo unos cuantos cientos de
encuestados y unos cuantos miles de respuestas y que sería deseable repetir el
estudio con una muestra mucho mayor, pero sostiene que “los resultados
obtenidos son significativos y su sistemática supera a sus fluctuaciones. A
pesar de que la población muestreada no fue representativa, lo cual es común en
todas las encuestas en línea, el objetivo no era estudiar sus opiniones, sino
la posibilidad de influenciar éstas. A priori, no parece haber elementos para
creer que otros grupos de la población sean menos influenciables que los
participantes en esta encuesta. Más bien, podría esperarse que otros grupos,
más lejanos del medio académico, sean aún más influenciables”.
Entonces, dada la gran
manipulabilidad hacia la construcción de consensos de opinión demostrada por el
metaestudio, creo que no será demasiado aventurado extrapolar los resultados
hacia los procesos electorales y concluir que las encuestas sí podrían jugar un
papel fundamental en la construcción social del ganador. Por tanto, sí habría
una motivación para que grupos de interés busquen la publicación de resultados
que favorezcan a uno u otro candidato, lo cual es motivo suficiente para que la
ciudadanía desconfíe de los resultados que se le presentan (...) Sería
importante elaborar mecanismos y ofrecer información adicional que permita a la
ciudadanía verificar las encuestas públicas.
La metodología, los
resultados y las conclusiones del trabajo de Mochán se presentaron el mes
anterior en el seminario Quinto poder: las encuestas y la construcción social
del ganador, organizado, en El Colegio Nacional, por la Asociación de
Académicos Daniel Cosío Villegas, y en http://bit.ly/HJJE3f está disponible
todo el material.* El ponente partió de las acusaciones contra grandes firmas de
que hacen encuestas a modo para complacer a los clientes que las pagan con la
intención de posicionarse, establecer la percepción de que son ganadores y así
atraer más votantes. Para tener información objetiva sobre ese tema, Mochán
organizó un estudio simple para evaluar cuánto se pueden influenciar o
manipular las opiniones de encuestados al mostrarles resultados de un estudio
de opinión en curso antes de darles la oportunidad de participar en el mismo.
En el mismo seminario,
Mochán, quien realizó importantes análisis estadísticos de las anomalías de los
resultados en las elecciones presidenciales de 2006, dio a conocer otro estudio
en el que, a partir de la base de datos del Programa de Resultados Preliminares
del IFE, determina que “en 21 por ciento de los registros falta información
para poder evaluar las ‘incertidumbres’” (derivadas de errores, intencionales o
inadvertidos, en conteos, transcripciones y otros tramos de la jornada electoral).
Además, comparando el número de boletas depositadas contra el número de boletas
recibidas, menos el número de boletas sobrantes, se obtiene un error de
aproximadamente 1.5 millones en 50 mil casillas; comparando el número de votos
contra el número de sellos se obtiene un error de aproximadamente 1.8 millones
en 45 mil casillas; comparando el número de boletas en la urna contra el número
de sellos se obtiene un error de 2.4 millones en 44 mil casillas, y comparando
el número de votos contra el número de boletas en la urna se obtiene un error
de 700 mil en 27 mil casillas.
Por último: “Durante los
cómputos distritales sólo se corrigieron 4 mil resultados.
Curiosamente, las
correcciones mostraron que los errores cometidos estaban sesgados. Únicamente se
abrieron 2.9 mil paquetes a pesar de haber errores de uno u otro tipo en más de
la mitad de las casillas. Por tanto, ante la pregunta ¿quién ganó las
elecciones presidenciales de 2006 en México?, la respuesta técnicamente
correcta es que la diferencia de aproximadamente 250 mil votos entre el
candidato del PAN y el de la coalición Por el Bien de Todos fue no
significativa, por ser alrededor de un orden de magnitud menor que las
incertidumbres de los resultados electorales. Por tanto, en el mejor de los casos,
no sabemos quién ganó la elección.
Y, mientras llega Rajoy a
profundizar la reconquista, ¡hasta mañana, con FC viéndose luego de diciembre
al frente de un Sistema Interamericano contra el Crimen Organizado!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 •
juliohdz@jornada.com.mx
Fuente:
La metodología, los resultados y las conclusiones del trabajo de Mochán, aquí:
Fuente:
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