LA JORNADA
Las batallas por el artículo 24 de la Constitución
Bernardo Barranco V.
29 de agosto de 2012
En plenitud de su mandato en
1985, Girolamo Prigione, todopoderoso, declaró: las sectas son como las moscas:
que hay que acabarlas a periodicazos. Con desprecio y descalificación, Prigione,
delegado pontificio y posteriormente nuncio (1978-1997), se refería a las
minorías religiosas. Sin duda, los tiempos han cambiado, pues un sector de
dichas minorías se ha agrupado y ha puesto en jaque una iniciativa de la
Iglesia católica para reformar el artículo 24 de la Constitución mexicana,
tendiente a ensanchar su concepto de libertad religiosa. Hay que recapitular.
En diciembre de 2011 la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de
Diputados aprobó con albazos y artimañas legislativas una propuesta de reforma
sobre libertades, que comprende la libertad religiosa. La redacción de plano
amenazaba la laicidad del Estado, en particular acechaba la educación laica
suscrita en el artículo tercero constitucional al abrir la posibilidad de la educación
católica en las escuelas públicas a petición de los padres. Se especuló,
entonces, que Enrique Peña Nieto y el grupo parlamentario priísta del estado de
México habrían negociado principalmente con monseñor Carlos Aguiar Retes,
presidente de la CEM, quien desde el inicio de su mandato, hace seis años,
manifestó su intención de ir más allá de la libertad de culto para alcanzar una
verdadera y moderna libertad religiosa (Proceso, 1574, noviembre; 2006).
Recordemos que esta reforma polémica se daba en vísperas de la visita del papa
Benedicto XVI a México y en el contexto de las campañas electorales de 2012.
Tanto por el contenido como por el desaseo parlamentario, la propuesta generó
una mayúscula desaprobación mediática, en la que intervienen notables militantes
del propio PRI. Se activa de manera vigorosa un pequeño pero persistente
movimiento que rechaza la reforma y se moviliza con presencia pública en las
calles en todo el país. Grupos religiosos, como la Luz del Mundo, Católicas por
el Derecho a Decidir y otras iglesias se coordinan con grupos laicistas,
académicos, logias masónicas, defensores de los derechos humanos, grupos de
lesbianas y homosexuales. El núcleo de dicha coordinación de estos grupos tan
heterogéneos ocurre gracias a la intervención del Foro Intereclesiástico
Mexicano. Dicha amalgama de agrupaciones comparte no sólo el rechazo a la
reforma del 24, sino su anticlericalismo y las pretensiones de la alta
jerarquía de imponer sus intereses desde la cúpula del poder. La redacción de
la reforma se transforma y a nadie deja satisfecho, pues queda una formulación
casi gelatinosa que finalmente se aprueba: la libertad de convicciones éticas,
de conciencia y de religión. Posteriormente en el Senado se aprueban en marzo
de este año dos minutas, se negocia la aprobación simultánea del artículo 40,
que añada el carácter laico al Estado mexicano, y la del nuevo artículo 24. Los
dictámenes se han turnado a los congresos locales de la Federación; como se
recordará, con la mitad más uno las reformas se validan constitucionalmente.
Con poca visibilidad mediática, opacada por el proceso electoral, se ha
desatado en cada estado un campo de batalla. Las llamadas moscas con el
menoscabo de Prigione están poniendo en jaque la reforma. El episcopado ya ha
externado su preocupación y ha acusado a La Luz del Mundo de confundir a la
opinión pública. La resultante amerita la preocupación católica. Hasta ahora
existen 13 congresos locales que han votado los dictámenes: estado de México,
Morelos, Hidalgo, BC, Tlaxcala, Sonora, Michoacán, Zacatecas, Durango, Sinaloa,
Oaxaca, Yucatán y Coahuila. Los 13 congresos han aprobado el artículo 40 y
cinco han rechazado el artículo 24 (Morelos, BC, Oaxaca, Tlaxcala, Michoacán y
Zacatecas).
Fuente:
Por eso debemos defender lo el
artículo 24 para que no suceda lo de Nueva Jerusalén, pues se estaría atentando
contra el estado laico mexicano.
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