martes, 9 de julio de 2013

DIARIO CAMBIO


Un “no” rotundo al estilo precioso de vida
Escrito por  Arturo Rueda

En redes sociales y a través de videos, el morenovallismo se dedicó a exhibir la ostentación grosera de la riqueza acumulada en pocos años con fotografías obtenidas de las redes sociales de… sus hijas. Viajes, lujos, compras, departamentos en Miami y hasta las excentricidades con sus mascotas
Las elecciones del domingo 7 de julio representan un hito histórico como la evidencia final de que Mario Marín ha sido desterrado definitivamente de la política poblana. Que su rehabilitación y regreso a la vida pública es imposible, y que se mantendrá como apestado en los círculos sociales y de poder hasta el fin de los tiempos. El “Góber precioso” y su legado se convirtieron, nuevamente, en el principal factor de decisión de los poblanos para votar en contra del PRI. El tracking CAMBIO/Mas Data revela que hasta antes del spot “Ni un paso atrás”, entre Enrique Agüera y Antonio Gali Fayad todavía había competencia. Pero después de que masivamente se difundiera, el candidato del PRI-PVEM empezó a desplomarse y desplomarse hasta que tocó fondo. El legado de Mario Marín fue la bala de plata para un candidato que lucía indestructible.

Pero Enrique Agüera resultó un gigante con pies de barro que no resistió el reflejo de su propio pasado. Posicionado como el mejor aspirante del tricolor entre octubre de 2012 y marzo de 2013, en cuanto puso un pie fuera de la Universidad Autónoma de Puebla empezó a desplomarse. Es decir, era el rector quien tenía el excelente posicionamiento, pero fue Enrique Agüera quien concurrió a las elecciones bajo el manto tricolor, el partido con mayor rechazo en la capital poblana.

Enrique Agüera ya llegó herido de muerte al proceso electoral. Su pasado de cercanía al marinismo, el fuerte vínculo con el “Góber precioso”, las dudas sobre el crecimiento de su patrimonio que explotaron en agosto de 2010 con los reportajes de “Punto de Partida”, los documentados excesos en su estilo de vida personal, así como la publicitación en las redes sociales de sus hijas de un oneroso life style que nunca correspondió a sus ingresos como rector, le generaron una imagen turbia entre los electores que durante dos años ocultó el capello del rectorado.


Si la campaña 2013 fue sucia se debió a que el eje de la estrategia morenovallista fue explotar ese pasado turbio y su cercanía con Mario Marín. En una encuesta de Mas Data, a principios de 2013, reveló que en cuanto la figura de Agüera era asociada en compadrazgo al “Góber precioso”, se caía entre 12-14 puntos de intención de voto. Lo mismo les ocurría a otros candidatos en el interior. En ese sentido, probablemente Enrique Doger era potencialmente un mejor abanderado a la alcaldía, ya que su distancia a la figura de Mario Marín es evidente para todos los poblanos.

Enrique Agüera nunca quiso deslindarse de Mario Marín, y quizá si lo hubiera hecho no sería creíble, ya que las evidencias fotográficas del compadrazgo y amistad sobraban. Por ejemplo, los XV años de su hija Brenda, así como el polémico cumpleaños en el que aparece ataviado con el traje blanco. La única declaración al respecto la hizo en el programa #NosotroslosTroles a pregunta de Selene Ríos, y afirmó que tuvo una relación “institucional” en su calidad de rector, como también la tuvo con Melquiades Morales y Moreno Valle. Por supuesto, no volvió a hablar del tema y nadie le creyó.

En la tercera semana de campaña se abrió la caja de Pandora, cuando Gali al tiempo de abrir su declaración patrimonial con 77 millones de pesos, retó a Agüera a hacer lo mismo. El escándalo ya nunca lo abandonó porque sus respuestas siempre fueron evasivas. La BUAP subió un documento que consignaba 20 millones en lo personal, pero nunca dio a conocer la de su familia. Todo se acumuló, especialmente con las revelaciones del diario Reforma con propiedades de su hija y hermanos por un millón de dólares.

En redes sociales y a través de videos, el morenovallismo se dedicó a exhibir la ostentación grosera de la riqueza acumulada en pocos años con fotografías obtenidas de las redes sociales de…sus hijas. Viajes, lujos, compras, departamentos en Miami y hasta las excentricidades con sus mascotas. Total, un estilo de vida preciosista.
  
Ahí radica la mayor enseñanza de esta elección: desde 2005 a 2010 el marinismo instauró un estilo de vida venal en Puebla basado en la exhibición inmoral de la riqueza producto de la corrupción. La acumulación de bienes, relojes, coches, lujos, fiestas, viajes y viejas de los miembros de la burbuja. ¿Quién no recuerda el Ferrari del hijo de Javier García? ¿La acumulación de los viajes y empresas de la hija de Arango? ¿Las dotes empresariales de Mario Marín junior? ¿La notaría adquirida por Valentín Meneses en condiciones sospechosas? ¿El Luna Canela de Chávez Carretero? ¿La prosperidad inaudita de la Universidadde Oriente de los Agüera? ¿Las inversiones en la casa de bolsa Vector por parte de Pérez Salazar? ¿El súbito florecimiento empresarial de Edgar Nava, Óscar García y tantos beneficiarios más?

La derrota de Enrique Agüera es un no rotundo al estilo precioso de vida que sigue presente en la memoria de los poblanos, que nos provocó el desprestigio nacional: funcionarios que dispusieron del erario como si fuera su propio patrimonio. Se puede esconder la mano que roba, pero no la mano que gasta. Aunque una y mil veces el ex rector dijo que todo su dinero era lícito, nadie se lo creyó. Aunque de 2010 en adelante actuó de forma más reservada, los excesos del sexenio marinista finalmente lo alcanzaron.
La lección es para nuestros actuales funcionarios y candidatos del futuro: el desorden patrimonial, las incongruencias entre declaraciones, la exhibición grosera de la riqueza mal habida, los lujos y el dispendio acaban pasado factura. El pasado siempre alcanza por más que intentemos negarlo. La virtud de los morenovallista quizá no es ser honesto, sino la capacidad de tener un perfil más bajo, lejos de los escándalos y desordenes patrimoniales. Quizá en algunos años nos enteremos de sus súbitos dones empresariales. Por mientras, son lo opuesto al estilo preciosista de vida. Y por eso ganaron.

Significa, además, la erradicación del preciosismo como estilo venal de hacer política: la exhibición indiscriminada de la riqueza y las excentricidades que provoca. En lo futuro, en el marco de las redes sociales y de la transparencia ilimitada, en el que ya nada es secreto.

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