jueves, 8 de julio de 2010

Discurso Donación edificio municipal PRI





El 28 de julio de 2009 presenté una solicitud de Punto de Acuerdo para que se exhortara al Partido Revolucionario Institucional (PRI), donara al Congreso del Estado el inmueble que actualmente ocupa para su sede del Comité Directivo Municipal. Resultaba conveniente y necesario para que las instalaciones del Congreso se pudieran ampliar en el mismo lugar que actualmente ocupamos, recordando que el PRI se hizo del inmueble ubicado en la calle 5 poniente número 122, con artimañas jurídicas quitándoselo al patrimonio estatal.

En las actuales condiciones, en las que el PRI ha perdido el poder por efecto de las elecciones con mayor participación de la población, en el proceso electoral más competido de la historia en Puebla, se evidenció una intervención descarada de las instituciones públicas a favor de los candidatos.
El PRI y el aparato gubernamental en que históricamente se ha apoyado, precisamente de ahí el apellido de Revolucionario Institucional, ha fenecido en Puebla, ya no sería necesario que dicho partido ocupe tanta infraestructura y en una muestra de altura política y además pragmática administrativa debe donar el edificio al Poder Legislativo y también incorporarlo al patrimonio del Estado, con la creación de las Comisiones de Ciencia y Tecnología y Juventud,  más la estructura administrativa, jurídica y de informática; contemplando que la próxima Legislatura será plural, los espacios serán insuficientes para alojar a los nuevos compañeros diputados.
En el año 2005, Mario Plutarco Marín Torres arribó al poder en condiciones privilegiadas: respaldado por una votación, entonces la más alta obtenida en comicios, dueño de la mayoría en el Congreso, representaba la cúspide del poder priista. Por supuesto que estos votos se sustentaban en una serie de compromisos que no tardaron en verse reflejados en la forma de gobernar del expresidente municipal. Desde el primer momento éste se rodeó de un grupo caracterizado por su cerrazón, su incapacidad para el diálogo, su visión patrimonialista de la función pública. A todo este conjunto de prácticas políticas del más oscuro pasado “maximista” y “navacastillista”, el todavía gobernador las disfrazó mediante un discurso de modernidad, progreso y avance, el llamado “gobierno de nueva generación”. Bajo este lema organizó una maquinaria que permitía subordinar las funciones de gobierno a sus proyectos personales y de grupo, todo en aras de seguir acumulando poder e influencia.
Esta actitud  se tradujo en una creciente serie de hechos que fueron minando la vida democrática de la entidad. Día tras día era evidente una mayor coerción sobre la prensa, una incesante capacidad para colocar los cargos públicos en manos de familiares, amigos y socios potenciales. Los recursos públicos eran destinados a proyectos sin el debido sustento como la ampliación de la Vía Atlixcayotl, faraónicos como “La Celula” o inacabados como el recinto expositor de Los Fuertes.
Dicho en otros términos: la división de poderes fue continuamente vulnerada por la sumisión del Poder Legislativo y la intromisión del Ejecutivo en el Poder Judicial, así lo estableció la Suprema Corte de Justicia de la Nación en una resolución de la también  violatoria y autoritaria destitución del exmagistrado del Tribunal  Electoral el Estado Germán Gabriel Alejando López Brun, en la que los ministros sentaron por escrito sobre la concentración de poder en Puebla que tiende a poner en riesgo las garantías individuales por actuaciones institucionales “que han afectado la independencia y la integración de los Poderes Judiciales”; la libertad de expresión también fue vulnerada mediante presiones a directivos de medios y amenazas y ataques a periodistas; el carácter laico del Estado Mexicano fue hecho a un lado con la contrarreforma al Artículo 26 en su fracción IV de la Constitución Política de Puebla para proteger a los no natos desde la concepción en una clara concesión a los grupos extremistas; en una palabra, todas y cada una de las esferas de la vida republicana fueron vulnerada por Mario Plutarco Marín Torres.
Para defenderse en el asunto de Lydia Cacho, grave afrenta a los poblanos que no se redujo a un “asunto mediático” como así lo decían sus corifeos, el gobernador utilizó, desde la negociación hasta el desvío de recursos para movilizar a trabajadores al servicio del gobierno del estado; desde el amedrentamiento de la prensa local hasta la traición política. Hoy somos testigos de cómo la ciudadanía y los propios grupos priístas cobraron esa afrenta. Todo este proceso tuvo como culminación en la pasada jornada electoral. Se llegó a este con una maquinaria estatal completamente subordinada a los caprichos transexenales del gobernador.
En las elecciones se evidenciaron un uso descarado de recursos institucionales a favor de los candidatos del gobernador. El primero en apoyar abiertamente al candidato delfin del marinismo y violar la institucionalidad fue el rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Enrique Agüera Ibañez, quien mediante esquiroles y con estructuras paralelas al PRI, apoyó a la candidata del distrito 3 de Puebla por el Revolucionario Institucional; alentó la participación de Arturo Rivera Pineda como pseudocandidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD); y tuvo pláticas en lo oscurito con Armando Etcheverri quien al final de la campaña se volcó en desprestigiar al candidato opositor al gobierno del astado, difamándolo en el sentido de que le ofrecieron 70 millones de pesos, cuando la verdad de los hechos es que este personaje ofreció al mejor postor su declinación.
La violación tajante a la autonomía de la Universidad Pública fue manifiesta desde el inicio de la administración estatal, la autonomía sólo fue un escudo para responder las críticas a la gestión del rector y su compromiso con el gobernador y sus aspiraciones casi dinásticas.
La BUAP con una vida de más de cuatro siglos y reconocida a nivel nacional como una institución liberal, critica y de vocación social fue tristemente víctima de la sumisión de Enrique Agüera Ibañez para con el ejecutivo local. El rector no sólo  se hizo compadre del titular del ejecutivo sino que se puso a sus órdenes. Hay que recordar que el Director de Comunicación Institucional comenzó a ensalzar la figura del actual rector tomando a la universidad como plataforma para desde ahí, prestarse a juegos políticos completamente ajenos a los intereses universitarios. Si en algún momento se alimentó la idea de que el actual rector se convertiría en el sucesor del gobernador Marín, hoy esos sueños se derrumban.
Es evidente mi preocupación ante la posibilidad de que los 2 mil millones de pesos que se aprobaron en la Cámara de Diputados federal este año para la Universidad sean administrados por una persona que se conduzca con "poca honestidad" entregando a diestra y siniestra contratos a constructoras que tienen mucho que ver con Javier García Ramírez.
Igualmente externo mi preocupación a la posibilidad de de que la máxima casa de estudios se convierta en un refugio de políticos desempleados, quienes no aportarían nada a la enseñanza, investigación y difusión de la cultura; pilares consagrados en nuestra Constitución. O que decir de la exhibición de parcialidad que hizo Enrique Agüera contra el virtual gobernador electo desde el evento en el Edificio Carolino hasta la postulación de un “candidato legítimo” que es profesor de tiempo completo en la Facultad de Derecho. Igualmente cabría mencionar las facilidades otorgadas al procurador Archundia, quien desatiende los asuntos de la Procuraduría para asistir a tomar el café en Ciudad Universitaria, quien en voz de sus alumnos es tan buen maestro como pésimo funcionario público; que decir  de los cientos y cientos de maestros tiempo completo que se desempeñan como funcionarios en la administración pública municipal y estatal como por ejemplo:  el presidente estatal del PRI Alejandro Armenta Mier, el subsecretario de gobernación Francisco Díaz Gil, y el subsecretario de comunicaciones y transportes Lázaro Jiménez Aquino, entre muchos otros. Lo adecuado sería que les consiguieran empleo en la Universidad de Oriente o en alguna otra institución privada en las que posee intereses Enrique Agüera Ibañez y sus socios ahora en desamparo laboral y político.
Es una pena que el  rector  de la máxima casa de estudios de la entidad, no muestre una postura imparcial y crítica a la realidad, ya que presume su militancia por el Partido Comunista. Durante el sexenio de Mario Plutarco Marín Torres, el autodenominado “ejecutivo universitario”  se tiró a los brazos del proyecto zavalista e incluso acarreó alumnos de Ciudad Universitaria al cumpleaños del ex delfín del agonizante marinato al salón “Country Club”.
Esperamos  se vigile el rumbo que vaya a tomar la Universidad y  que ahora el próximo ejecutivo local se limite a ser un real espectador de la vida universitaria y no tome partido dentro de la vida institucional de la BUAP.
El futuro del PRI está en disputa. El reacomodo de los grupos monteristas, marinistas, dogeristas, melquiadistas, blanquistas y demás grupos; será encarnizado. En el vecino estado de Morelos tienen más de una año sin conformar Comité Directivo Estatal del PRI. El actual edificio del Revolucionario Institucional en el municipio también será motivo de disputa al ya no tener los cuantiosos y fundamentales ingresos con los que sobrevivía el PRI cuando era gobierno.
La “burbuja marinista”, compuesta de varias divisiones, como la “burbuja empresarial”, “sindical”, “campesina” y “política”; fueron las responsables en acción y efecto de la debacle priísta. Es Mario Plutarco Marín Torres quien le debe al PRI poblano su debacle. En sus afanes transexenales del marinismo estaban impulsando al hijo del gobernador Mario Marín García, junto con otra camarilla de jóvenes igualmente inexpertos e incapaces de asumir cualquier cargo en la vida pública porque su único mérito es autonombrarse el líder moral de la juventud priísta, hecho que también molestó a los verdaderos operadores del PRI quienes no apoyaron a su impuesto líder moral. Ahora como una broma de mal gusto, el candidato perdedor a la gubernatura pretende ocupar el Comité Directivo Estatal del PRI, allá ustedes si permiten la pulverización de su instituto político.
La soberbia, la negligencia, la incapacidad, el delito, la corrupción, las amenazas; todo esto utilizó el marinismo para ganar la candidatura y sacar de la contienda a los demás competidores priístas, esas son las características del candidato perdedor del PRI. Recordemos tan solo el debate, en donde los comentarios homofóbicos y transfóbicos, debidamente sancionados por la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), que lo obligan al candidato a la gubernatura del estado por la Alianza Puebla Avanza, Javier López Zavala,  a disculparse públicamente por sus actitudes discriminatorias y ofensivas contra la sociedad. Recordemos también que en el debate se pronunció con cometarios religiosos sin vinculación legal alguna con los principios que la constitución y las leyes establecen de acuerdo al principio de laicismo del estado y de la vida pública gubernamental.
Los ejes fundamentales del gobierno marinista impunidad, opacidad y simulación son los responsables también de que la población castigara al marinismo en las urnas.
De igual manera, me he enterado acerca de la pretensión de despedir a personal del Congreso y sustituirlo por operadores electorales en desgracia, en un revanchismo inútil que de prosperar, afectaría las funciones y labores de esta Soberanía. Estaremos atentos para que los derechos de los trabajadores del Congreso del Estado sean respetados.
La responsabilidad del Frente Amplio Marinista (FAM) en la debacle priísta a la que también contribuyeron compañeros diputados del PRI que abandonaron el Congreso para competir como candidatos, ahora regresan, tienen la oportunidad de resarcirse un poco al apoyar la donación del edificio de la 5 poniente número 122 para regresarla al patrimonio del Estado e incrementar la infraestructura de esta institución que ha crecido y será plural en la próxima LVIII Legislatura.


Cuetlaxcoapan, H. Puebla de Zaragoza a 8 de julio de 2010


Dip. José Manuel Benigno Pérez Vega y/o Pepe Momoxpan

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